Cada día se da a conocer nuevos casos que demuestran que el abuso sexual en contra de las mujeres es un problema que trasciende las fronteras de las nacionalidades y las profesiones, tal es el caso de Azul Almazán, clavadista mexicana que aseguró haber sido víctima de este.
El caso de Almazán, en el cual se señala a su exentrenador Francisco Rueda como el abusador, y el cual ya había salido a la luz en 2001 en una publicación en la revista Proceso, volvió a ver la luz tras un especial de investigación realizado por la periodista Carmen Aristegui.
Acompañando testimonios de la actriz Karla Souza, Stephanie Sigman y Paola Nuñez, la clavadista que formó parte del representativo mexicano en Sidney 2000 señalo que ella, con 19 años, confiaba por completo en su entrenador, sin embargo ciertas situaciones la hicieron sentir incómoda.
“A pesar de vivir mi sueño y tocar el cielo olímpico, tuve que cruzar un infierno… insistía en que debíamos tener ‘mayor comunicación’, no sé a qué se refería, los masajes eran incómodos, las situaciones que vivía en las competencias eran incómodas, en los viajes, cuando pasaba por las hojas de clavados con el entrenador, me di cuenta que su actitud hacia mí no era normal”.
Además, la atleta señaló que, un año y medio antes de Atenas 2004, se dirigió al Comité Olímpico Mexicano en busca de ayuda, sin embargo, la respuesta fue directa: callar o seguir en el juego, ante lo que ella tomó la segunda opción, pero significó un gran problema de superar.
“Me costó muchos años salir de esa vida. Parece fácil, pero el abuso y acoso mental, fue mucho más pesado que si alguien hubiera abusado de mí”.
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