Son el objeto más deseado, al menos por estas semanas. Las medallas olímpicas son el reconocimiento que más de 10 mil atletas de 206 países han buscado hasta el cansancio en la justa veraniega de Brasil pero que muy pocos han logrado colgarse.
México sólo ha conseguido una presea, Bronce para el boxeador Misael Rodríguez quien lo aseguró hace un par de días. Hoy perdió el combate para acceder a la final.
Sin embargo, ganar una medalla cuesta, y cuesta bastante. Las preseas doradas cuestan unos 600 dólares (hay que resaltar que no son de oro puro y sólo contienen 1.34% de este metal), mucho menos de lo que se invierte en un atleta. Uno como, Paola Espinosa, por ejemplo.
Paola ha costado 7.9 millones de pesos a los mexicanos desde 2001, aunque claro, ella ha correspondido con medallas en Panamericanos, Centroamericanos, Mundiales y Juegos Olímpicos, aunque estas últimas, han sido siempre en sincronizados.
En el último ciclo olímpico, desde hace 4 años y hasta hoy, donde terminó cuarta en la plataforma de 10 metros, Paola facturó 250 mil dólares entre apoyos gubernamentales y sponsors. El dinero, claro que es ‘inversión d los mexicanos’, pues es dinero que la Conade ha invertido para apoyarla.
Es decir, en los últimos 4 años, se invirtió cerca de un cuarto de millón de dólares para ganar una medalla de 600 dólares que, finalmente se consiguió.
Con el dinero invertido en Paola, se hubieran podido comprar unas 416 MEDALLAS DE ORO como las entregadas en Río de Janeiro.
Desde luego que el valor de una medalla va más allá de unos cientos de dólares, pues los atletas se preparan por 4 años o incluso más, por tener el honor de colgarse una pieza de metal al cuello, una pieza de metal que demuestre que son los mejores del mundo y que reflejen que el esfuerzo de toda una vida vale más que una medalla de Bronce, de Plata o de Oro.
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MASR
