A tan sólo unas cuantas horas del inicio de las finales de la NBA, la máxima fiesta del baloncesto se ha empañado con el tema de racismo y discriminación.
La casa de LeBron James en los Ángeles fue vandalizada un día antes del primer juego de la serie definitiva entre Golden State y Cleveland.
Una de las paredes de la propiedad del “Rey” fue rayada con un insulto histórico hacia la comunidad afroamericana: la palabra “nigger”, forma despectiva de llamar a alguien de raza negra.
La noche previa al partido más importante del año para James, en vez de hablar de basquetbol, el jugador de los Cavaliers tuvo que destinar un momento de su conferencia de prensa para tocar este tema.
“No importa cuánto dinero tengas, qué tan famosos seas, ni cuánta gente de admire, ser negro en América es difícil”, respondió el superestrella de la NBA a la prensa.
“Tenemos un largo camino por recorrer como sociedad y nosotros como afroamericanos para sentirnos iguales dentro de este país”, lamentó el basquetbolista, nativo de Ohio.
“Mi familia está a salvo y eso es lo más importante”, finalizó.
El Rey no se salvó del trolleo de algunos usuarios en redes sociales, quienes le comentaron irónicamente lo difícil que debe ser la vida de LeBron James con un salario de 30 millones de dólares al año.
Los Cavaliers y los Warriors empiezan su tercera serie final al hilo este jueves por la noche, en una de las rivalidades ya más memorables en la historia de la NBA.
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