Después de terminar 4-12 en 2015, los Dallas Cowboys volvieron a los mejores lugares de la Conferencia Nacional la temporada pasada gracias a las buenas actuaciones de sus novatos, el quarterback Dak Prescott y el quarterback Ezekiel Elliot.
Gracias a estos jóvenes talentos, el equipo de la Estrella Solitaria ganó 13 encuentros, algo que solo había conseguido dos veces antes en su historia (1992 y 2007). De Elliot se esperaba que ayudara al juego terrestre, pero nadie esperaba que en su primera temporada se convirtiera en una súper estrella.
La cuarta selección global del Draft, proveniente de Ohio State, fue el líder de la liga en yardas por tierra con 1,631 yardas y además fue tercero en anotaciones por carrera (15). Fue el quinto novato en la historia en terminar en primer lugar de yardas, uniéndose a arl Campbell, George Rogers, Edgerrin James y Eric Dickerson.
A pesar de sus grandes logros no fue suficiente para ser considerado como el mejor novato del año en su equipo ni en la NFL. Su compañero Dak Prescott, quien fue tomado en la cuarta ronda, aprovechó la lesión de Tony Romo para convertirse en el nuevo líder del equipo.
Prescott lanzó 23 touchdowns y cuatro intercepciones, además de igualar la marca de triunfos para un novato (13) que estaba solo en poder de Ben Roethlisberger. Poco se esperaba del joven Mississippi State, pero llevó al equipo al título de la División Este por primera ocasión desde 2007.
A pesar de su talento y contar con la mejor línea ofensiva de la liga, los Cowboys no pudieron superar la ronda divisional en la postemporada. El equipo dirigido por Jason Garrett estuvo muy cerca de la victoria, pero una gran atrapada de Jared Cook le dio el pase a los Green Bay Packers.
La eliminación fue un duro golpe para los aficionados de los Cowboys, ya que muchos creían que el Super Bowl estaba al alcance. La buena noticia para la escuadra texana es que tienen dos grandes jugadores para basar sus esperanzas de los próximos años y buscar su sexto campeonato.
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RVT
