Con excepción de 10 jugadores, todos los demás integrantes de los Texans de Houston pusieron una rodilla en tierra al interpretarse el himno nacional, como parte de una protesta intensificada a raíz de las declaraciones del dueño del equipo Bob McNair. La mayoría de los arrodillados antes del duelo ante los Seattle Seahawks eran de raza negra.
Los Texans habían advertido que habría más participación en la protesta tras los comentarios del dueño, quien comparó a los jugadores con “presos”. Durante la semana se dio a conocer una declaración de McNair en la junta de dueños que decía: “No podemos permitir que los presos dirijan la prisión”.
McNair sostuvo una reunión con sus jugadores para explicar sus palabras, pero fuentes cercanas al conjunto texano revelaron que no fueron bien recibidas por la mayoría de los jugadores.
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