Medalla de oro, asunto de dioses

FOTO: MEXSPORT  

Hace tres años México conquistó la mayor de sus glorias en futbol, una medalla de oro ante nada más y nada menos que Brasil

Medalla de oro, asunto de dioses

Aldo Fernández G.

No era un sábado cualquiera, era la cita con la historia. Por primera vez la Selección Mexicana de futbol se convertía en finalista del torneo Olímpico y 90 minutos lo separaban de la gloria jugándose la medalla de oro frente a Brasil.

Brasileños en el camino

Recuerdo ese día como uno de los más felices. Tomamos el tren desde la estación de Paddington, transbordamos y nos dirigimos a Wembley. El tren caminaba plagado de brasileños que cantaban, reían y aseguraban que esa tarde romperían el maleficio del oro Olímpico.

Pocos mexicanos en el trayecto, aguardando y gritando a media voz el apoyo a nuestros verdes que, en el papel, salían en desventaja.

Por fin llegamos, salimos del andén y caminamos por esa larga avenida que te lleva a las entrañas del estadio más futbolero del mundo. A dos horas del silbatazo inicial ya el calor y la tensión se apoderaban del escenario donde la mayoría de brasileños seguían en el ensordecedor escándalo.

Sangre Azteca

Saltaron los equipos, llegaron los himnos y la piel se enchinó cuando el nuestro inundó los espacios, terminando con el silencio.

Muchos no habían llegado a sus lugares cuando un error defensivo dejó solo a Oribe Peralta que la mando guardar. !Gooooool de México, goooool del Oribe! cuando el cronómetro marcaba 28 segundos.

Balde de agua fría, gol de vestuario o como le quieran llamar, los nuestros ya ganaban y de a poco la confianza calmó la ansiedad.

En la tribuna los familiares de los jugadores no lo podían creer. Gritos, abrazos y las miradas clavadas de Jona dos santos, la esposa de Héctor Herrera, los padres de Moreno y de más familiares con los que compartí 90 minutos de emociones desbordantes.

Para el segundo medio otra vez peralta, quién más que Oribe Peralta para redondear la tarde de su vida y la de todos nosotros anotando el segundo y colocando contra la pared al siempre poderoso Scratch.

Fiesta Mexicana

Gritos, sombreros de charro, silbatos, matracas y el infaltable “si se puede” se convirtió en contagioso arrebato que fue secundado por el resto de los aficionados que llenaron el estadio y que de alguna forma se sumaron a la hazaña. Los escandalosos brasileños se sumían en los asientos, replegando banderas.
Luis Fernando tena modificó el equipo y de buenas a primeras concedimos espacios que trajeron el gol de Hulk a segundos del silbatazo final.
El árbitro tomó la pelota y el final llegó para darle paso a la interminable fiesta. Brincando, corriendo, abrazos, besos y llanto se apoderaron de la tribuna en el momento más bello de nuestro balompié.

 

Medallistas de oro, derrotando a Brasil en Wembley, terminando con años de sin sabores y llenándonos de ese orgullo que solo el baño de oro lo permite.
Campeones Olímpicos, historia de orgullo que hay que defender en Brasil el año entrante, siempre y cuando los dirigidos por el potro Gutiérrez dominen la eliminatoria y nos pongan de nuevo frente a la inmortalidad, junto a los dioses del olimpo.

 

 

 


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