Aldo Fernández G.
A la llegada de un nuevo técnico, siempre las especulaciones, las caras largas y las nuevas oportunidades aparecen.
Es el caso en nuestra selección nacional ante la llegada del colombiano Juan Carlos Osorio y su peculiar forma de ver y expresar el balompié.
Sin muchas antesalas y explicaciones que salen sobrando, el nuevo timonel comenzó su trabajo con la mirada puesta en el Mundial de Rusia, oportunidad única para un técnico de efímero andar por el futbol mexicano y logros a cuenta gotas con los equipos que ha dirigido.
Osorio fue claro, despejando dudas sobre todo en el tema del no llamado de Giovanni Dos Santos y la baja de juego que presenta el delantero del Galaxy en comparación a otros convocados.
Sacado su libreta de apuntes, acompañado por sus dos plumas, una azul y una roja, el estratega acomodó al equipo como Dios le dío a entender para enfrentar a una disminuida selección del Salvador que por problemas económicos se presentará en el Azteca con un plantel repleto de jugadores sub 23.
Al respecto, Osorio señaló que la confianza es lo que puede y ha estado matando al equipo mexicano.
Menospreciar al rival y dar por hecho la victoria es lo que complicó las eliminatorias pasadas llevándonos hasta el límite de la repesca.
No sé si el estadio Azteca se llene para el enfrentamiento contra el Salvador y aunque la memoria es corta y los fracasos pueden omitirse, seguro que algunos todavía guardan cuentas pendientes con el tricolor y sus últimas actuaciones de local que fueron de pena.
