‘Canelo’: no queda otra

 

Es la hora decisiva para Saúl el “Canelo” Alvarez. O enfrenta a Gennady Golovkin el 17 de septiembre o dejará pasar una oportunidad de oro para consagrarse definitivamente. En su entorno saben que también es un riesgo importante y por eso insistían en que la pelea se llevara a cabo en 155 libras, cinco menos del límite de peso medio, lo que algunos interpretaron como una señal de sabotaje por miedo.

 

 

Esperemos que eso haya cambiado, que el equipo del tapatío, liderado por Oscar de la Hoya a nivel promocional, ceda en algunos aspectos, además del tonelaje, incluso de la paga y la repartición del pago por evento, para que el combate se firme de una vez por todas.

 

Es claro que en estos momentos el kazajo es el mejor peso medio del mundo y uno de los cinco mejores libra por libra, para algunos, me incluyo, el mejor, tras el retiro de Floyd Mayweather.

 

El mexicano iría en desventaja, necesitaría mostrar mucho más de lo que exhibió ante Amir Khan, porque, seamos honestos, a pesar del brutal nocaut, perdió algunos si no es que todos los rounds hasta antes del impacto.

 

Quizá debería revisar su entrenamiento y mejorar en la velocidad, voltear a ver qué cosas se hicieron bien en su pleito ante Alfredo el “Perro” Angulo, que la verdad fue una de las mejores performances que le hemos visto, pues mostró rapidez, contundencia, variedad de golpeo y defensa.

 

Ante Khan dependió mucho de su pegada y contó a su favor con la debilidad del británico, quien ya había sido noqueado espectacularmente ante Breidis Prescott, así que su mandíbula no es precisamente de hierro.

 

Ante Khan irá como el “underdog”, quizá como el menos favorecido en las apuestas, porque el Triple G hace ver fáciles sus triunfos, es demasiado dominante, pega muy fuerte, tanto que suele poner fuera de combate a sus oponentes con ganchos al hígado.

 

“Canelo” tendría que hacer uso de una de sus habilidades menos comentadas: la capacidad de contragolpe, que la tiene. Por fuerza pelearía en reversa, porque así se lo exigiría el kazajo, más alto y tal vez más fuerte, quien siempre marcha para adelante y demuele a sus rivales poco a poco, hasta que los tiene a punto de cocción y ¡pum! los liquida y baja por su cheque.

 

Algo así como lo que hacía el Gran Campeón Mexicano, Julio César Chávez, cuyo estilo trata de copiar el kazajo bajo la guía de un entrenador azteca, Abel Sánchez.

No tiene de otra Saúl Álvarez: pelear con GGG en 160 libras para de una vez por todas dirimir quién es el dueño absoluto del CMB y el mejor del mundo en la división.


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