El Cuscatlán

 

@trotaestadios

Puedo presumir que he conocido ya algunas decenas de países en este recorrido de estadios por el mundo, pero también puedo lamentar que en el que peor me ha tratado la gente de migración en su aeropuerto fue en el Monseñor Romero de El Salvador. Pero aquí explico por qué pueden odiar tanto a México.

Si bien la Selección Mexicana de Futbol ha clasificado a la mayoría de los Campeonatos Mundiales de futbol, en su camino a ellos suele encontrar problemas en las eliminatorias cuando le toca visitar Centroamérica.

Incluso con ello, ha sido capaz de ganar en distintas épocas en los principales estadios de la zona. Sin embargo hay uno de ellos en el que particularmente la cosa se ponía difícil.

El Estadio Cuscatlán es el estadio más grande de El Salvador y por muchos años fue el más importante de Centroamérica dada su capacidad y arquitectura. Jugar un encuentro internacional ahí solía ser un reto para las selecciones visitantes dado el clima de hostilidad que puede llegar a alcanzar.

El archirrival de la “Selecta” cómo se le conoce desde hace algunos años al combinado nacional centroamericano es sin duda México. El odio deportivo llega a ser tan grande que una de sus frases es “Al Mundial no vamos… pero a México le ganamos”.

El Salvador le ha ganado tres veces a un representativo mexicano en el “Coloso de Monserrat”, como también es llamado. La primera vez en 1993 en la eliminatoria rumbo a Estados Unidos 94 con un marcador de 2-1.

Después se llevaron la Final de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2002 cuando Juan Carlos Cachó falló el penal decisivo en la tanda a la que llegaron y finalmente en 2009 se repitió el 2-1 rumbo a Sudáfrica 2010. Así, algunos le llaman “El tres veces heroico Estadio Cuscatlán”, por el mismo número de reveses propinados al Tri verde.

Ese sentimiento “antimexicano” fue acrecentado por dos personajes, el primero el periodista mexicano Manuel Seyde, célebre por crear el mote de “ratones verdes” a la Selección Nacional que nunca trascendía fuera de territorio azteca pero también por un desafortunado comentario hacia toda Centroamérica al minimizar su balompié y decir un día que ahí “se juega con pelotas cuadradas”.

La prensa deportiva salvadoreña, que en su mayoría no cuenta con estudios universitarios especializados, también ha sido culpable de esta rivalidad que a veces raya en la Xenofobia. A la frase de Seyde (fallecido en 1994) le han ido cambiando el supuesto autor, y así han acusado a Hugo Sánchez, Ignacio Matus y últimamente hasta a Javier “Chicharito” Hernández de haberla creado a fin de mantenerla vigente.

El otro personaje “non grato” para los salvadoreños es el periodista David Faitelson, quien desde sus espacios en ESPN se burló de varios aspectos de la infraestructura y el futbol salvadoreño, cuando sus programas son vistos justamente en ese País.

“Futbolísticamente El Salvador no existe” dijo en una de sus intervenciones y las reacciones crecieron en demasía, incluso discutió con su compañero Fernando Palomo (salvadoreño de nacimiento) por esa soberbia con la que suele verse al balompié centroamericano pero que en esta ocasión cruzaba la línea divisoria entre futbol y patria.

Toda esa polémica se dio en 2009, justo en medio de la epidemia por el virus AH1N1, y ahí el Cuscatlán volvió a ser el escenario de la hostilidad cuando algunos aficionados en respuesta a una convocatoria de una radio local y de un diario, acudieron al partido portando tapabocas, en una burla a lo que se vivía por aquellos días y que causaba paranoia en el mundo.

La tribuna popular es llamada “Vietnam” por ser un caos, todo lo que ocurre ahí. Las imágenes de aficionados manoseando a una joven vistiendo la playera azul causaron indignación.

Existe algo paradójico en esta hostilidad deportiva hacia México y es que el Estadio Cuscatlán justamente es un modelo que resultó ser un obsequio del país que tanto odian en la cancha.

En 1970 en un acto de amistad el Gobierno de México, en ese entonces encabezado por Luis Echeverría Álvarez, obsequió los planos de Estadio León a funcionarios salvadoreños que buscaban ideas para edificar la nueva casa de su Selección Nacional y dejar atrás el Estadio Nacional Flor Blanca (hoy llamado Jorge Mágico González).

Así se puso la primera piedra en 1971 y se inauguró en 1976 en un partido entre el Borussia Dortmund y la Selección Nacional de El Salvador con triunfo de 0-2 para los teutones.

Si bien, los estadios no son idénticos, al tener el coso centroamericano un nivel más de palcos y una de las zonas laterales sin techar. Sin embargo resulta curioso saber que esas gradas, en las que no ocultan su odio a todo lo que sea mexicano, fueron diseñadas ahí. Otro estadio “mellizo” es el Tamaulipas, casa de la Jaiba Brava del Tampico Madero en el Ascenso MX.


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