La mágica historia de Kurt Warner

Foto: AP 

De ser un desconocido pasó a ser uno de los jugadores más queridos en la historia de la NFL

Este sábado habrá siete nuevos inmortales en el Salón de la Fama de la NFL, pero una de las mejores historias en los últimos años es la del quarterback Kurt Warner, quien apareció de la nada para convertirse en una de las caras más importantes y representativas de la liga.

Warner solo tuvo una temporada como titular en la Universidad de Northern Iowa, la cual no es conocida por enviar gran talento a la NFL, por lo que no fue seleccionado en el Draft de 1994. Los Packers le dieron una oportunidad, pero fue cortado antes del inicio de la temporada regular, ya que contaban con Brett Favre, Mark Brunell y Ty Detmer.

Al no tener trabajo, Warner estaba en un supermercado como “cerillito” guardando las compras por 5.50 dólares la hora. Sin embargo, su fe y talento lo mantuvieron peleando por su sueño y triunfó en el futbol Arena (Iowa Barnstormers) y en la NFL Europa (Amsterdam Admirals).

Su buen desempeño en ambas ligas lo llevó en 1999 a los St. Louis Rams, donde el destino le tenía un lugar reservado en la gran historia de la NFL. Warner estaba como segundo quarterback del equipo, pero una lesión de Trent Green en la pretemporada le dio la oportunidad que toda su vida había estado esperando.

Warner no decepcionó al coach Dick Vermeil ni a sus compañeros al finalizar la temporada con 4,353 yardas y 41 touchdowns. Formó “The Greatest Show on Turf” y llevó a los Rams a ganar el Super Bowl (XXXIV) por primera vez en su historia, siendo además elegido como el Jugador Más Valioso. Al año siguiente volvió a ponerlos en el juego por el Trofeo Lombardi, pero alguien llamado Tom Brady evitó que lo conquistaran por segundo año seguido.

Tras un mal paso con los Giants, Warner volvió a estar desempleado, pero en 2005 los Arizona Cardinals confiaron en él. El experimentado quarterback puso a los Pájaros Rojos en el mapa y en 2008 los guió al Super Bowl por primera vez en su historia, pero desafortunadamente una gran atrapada de Santonio Holmes le quitó su segundo anillo de campeón, en el que es considerado como uno de los Super Bowls más emocionantes de la historia.

Un fuerte golpe ante los Saints en los playoffs de 2009 puso fin a su carrera y dejó los emparrillados para dedicarse a su familia. Warner es uno de los tres quarterbacks que han jugado el Super Bowl con dos diferentes equipos y cuenta con muchos récords, pero su éxito fuera del terreno de juego también le aseguró rápidamente un lugar en Canton.

Warner, quien fue seleccionado en dos ocasiones como el Más Valioso de la liga, se casó en 1997 con Brenda Carney, quien tenía dos hijos de su relación anterior, y por un tiempo vivieron en el sótano de sus suegros por la mala situación económica que vivían.

El quarterback tuvo cinco hijos más y debido a la enfermedad de Zachary, uno de los niños de Brenda que sufrió daño cerebral cuando era muy pequeño, se relacionó con varias instituciones para ayudar a gente con alguna discapacidad. En 2008 obtuvo el premio Walter Payton por su gran ayuda a la comunidad y ha recibido múltiples reconocimientos por sus acciones fuera del campo.

Warner se une a una lista de leyendas de este deporte en ingresar al Salón de la Fama en su primera oportunidad. Será el quarterback número 14 en conseguirlo, siguiendo los pasos de Bart Starr (1977), Johnny Unitas (1979), George Blanda (1981), Roger Staubach (1985), Terry Bradshaw (1989), Dan Fouts (1993), Joe Montana (2000), Jim Kelly (2002), Dan Marino (2005), John Elway (2004), Steve Young (2005), Troy Aikman (2006) y Brett Favre (2016).

Los récords, números y Super Bowls han puesto a Warner en el recinto de los inmortales del futbol americano, pero será recordado por aficionados, jugadores y periodistas como una de las historias más inspiradoras en el mundo del deporte.

 

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