Liliana Ibáñez, grábense ese nombre

 

La natación competitiva no es para los débiles, se necesita una personalidad muy especial para sobrevivir.

Tenemos que hablar de ella, y los resultados históricos alcanzados: es la nadadora mexicana más rápida de la historia, y además, se colocó en el Top 6 del mundo en los 100 metros libres de la Copa del Mundo Curso Corto en Singapur.

La evolución es espectacular; se presentó en los Juegos Olímpicos de Río en la prueba de 50 metros libres, no consiguió clasificarse a la segunda ronda al situarse en el lugar 28 con un tiempo de 25.55 segundos, dos años más tarde, se colgó nueve medallas, de nueve posibles, en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, sus marcas comenzaron a convertirse en récords mexicanos, pero la cereza llegó esta última semana en el serial de la Copa del Mundo Curso Corto de la FINA.

El serial reúne a los mejores nadadores del orbe y realiza jornadas en diferentes ciudades con el fin de encontrar a los reyes de la piscina corta capaces de someter su cuerpo a múltiples pruebas en un lapso corto para la recuperación. Liliana demostró que los récords mexicanos eran tan sólo una pequeña prueba del proceso de trabajo que está cumpliendo; en Tokyo se coló en el Top 10 de los 50 metros libres con 24.78, y en Singapur logró bajar aún más su marca con 24.56, es decir, en dos años redujo su marca un segundo, prueba clara de que ha trabajado en serio.

La natación competitiva no es para los débiles, se necesita una personalidad muy especial para sobrevivir en un medio que no le es natural al ser humano, el nadador pasa horas aislado con pensamientos, sentimientos, frustraciones y múltiples sensaciones de dolor físico, es aquí donde Liliana se ha hecho invencible. Cada competencia suya demuestra una nadadora más técnica, inteligente, resiliente y con una mentalidad que hoy por hoy la sitúa sólo detrás de las campeonas olímpicas. Si ya nos había sorprendido con el 55.56 en los 100 metros libres en Barranquilla, ahora nos deslumbra con un maravilloso 53.19 que hace pensar que podríamos tener a una nadadora mexicana protagonista en los próximos Juegos Olímpicos.

Da orgullo tener atletas atrevidas y valientes, Liliana ha ido a donde le dijeron que era ‘casi imposible’, pero le quitó el casi y le pelea de tú a tú a nadadoras élite como Sarah Sjöstrom, Ranomi Kromowidjojo, y Pernille Blume, titanes de las pruebas que la mexicana comienza a tentar en un deporte por demás complicado: no hay cambios, no hay segundas partes, una centésima de segundo te separa de la inmortalidad. Si fuera fácil todos lo harían.

@Mafersar


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