Pan comido…

Foto: Especiales 

El exceso de confianza ante compromisos como este, siempre acaba afectando en el rendimiento del Tri

En pocas horas la selección nacional enfrentará al representativo de Nueva Zelanda, poniendo en práctica aquella vieja costumbre de ver al rival más débil por encima del hombro,  menospreciándolo y hasta haciendo cálculo sobre el peso de la canasta de goles que se van a llevar.
Es una práctica común, plagada de confianza y rebosante de la seguridad que los 3 puntos están en la bolsa. Por consecuencia, se olvida que hay que jugar 90 minutos de futbol, donde puede surgir cualquier clase de improviso y convertir la imaginada fiesta, en un cruento velorio.
Yo recuerdo que cuando la confianza invade, como en este caso del juego contra Nueva Zelanda, los nuestros se pegan unos partidos horrorosos, bajos de nivel y en el tema futbol tirados al abandono. En muchos de ellos se saca apenas el resultado, dejando el empate y la derrota para tragedias de dimensiones bíblicas.
    
Es verdad que de las pocas veces que se ha enfrentado a los rivales en turno, la mayoría de las veces se les golea y el saldo es favorable, pero no hay que olvidar que hay 90 minutos por delante, donde ellos se juegan la vida en la Copa Confederaciones.
Es tan lejana y ajena nuestra relación futbolera que motiva de antemano a pensar en una superioridad que ojala se dé para dejar de lado el fantasma del “papelón” que tantas veces nos ha perseguido, abochornado y encabritado.  Así es esto del menosprecio.
Estas fueron las acciones más destacadas del último enfrentamiento entre ambas selecciones, en instancia de repechaje final rumbo al Mundial de Brasil 2014:

AFG/PFMC 

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