Por la conquista de Moscú

 

Deschamps y sus 23 pupilos, quienes llegaron a esta Copa del Mundo con el objetivo de ser los primeros franceses en salir triunfantes de Rusia, algo que no logró su emperador Napoleón hace 206 años.

Francia debe de llegar a la final. Se merece ser, por segunda vez en su vida, el campeón del mundo. Se merece recibir, a nivel internacional, todo el reconocimiento al esfuerzo que han dado sus jugadores para estar entre los cuatro mejores.

León Tolstói en su libro ‘Guerra y Paz’ decía, “vence en la batalla quien está firmemente decidido a ganarla”. Y así ha sido la mentalidad de Deschamps y sus 23 pupilos, quienes llegan a esta Copa del Mundo con el objetivo de ser los primeros franceses en salir triunfantes de Rusia, algo que no logró su emperador Napoleón hace 206 años.

La actual Grand Armée ya enfrentó y salió triunfante sobre los batallones de Australia, Perú, Argentina y Uruguay, a excepción de Dinamarca. Ahora están a 90 minutos, o más, de vencer a Bélgica y lograr asentarse en Moscú.

Algo que no pudo hacer Napoleón en su intento de expandir su imperio, porque cuando llegó a la capital, encontró una ciudad fantasma y devastada por el fuego que iba consumiendo cada rincón. La hambruna y el clima no le favorecieron, el invierno y las primeras nevadas rusa ahuyentaron al ejercito napoleónico, el cual fue vencido por la condiciones desfavorables en las que se encontraban.

Ahora, Deschamps tiene todo a su favor, la afición internacional, el clima veraniego, el abastecimiento de jugadores líderes que han sido entrenados para ganar cualquier batalla sin importar a quienes tienen que enfrentar.

Porque cuenta con un artillero de 19 años, Kylian Mbappé, quien se convirtió en el verdugo de los argentinos. Tiene a un príncipe que no le importa ensuciarse durante la guerra en el campo, Antoine Griezmann. Y en su milicia ha encontrado a un líder que los orquesta, N’Golo Kanté. Todos ellos dirigidos por Didier Deschamps, quien ya sabe que cada batalla debe jugarse como la última y dar todo hasta el final, porque él aprendió algo que no pudo lograr Napoleón en su conquista, liderar y preparar a su equipo para ser los vencedores sin importar las adversidades.

Y aunque para muchos esta analogía podrá ser absurda, debemos recordar que el futbol es como una batalla; es una conquista, donde la mejor estrategia y el más inteligente es quien sobrevive y triunfa.

Hoy Francia buscará su boleto para la Gran Final ante Bélgica, y si los vence quieren repetir la hazaña que logró hace 20 años en su casa, el título de campeones del mundo. Pero también cuentan con un deseo más, salir triunfantes y en hombros de Moscú, una ciudad que los castigó dos siglos atrás.


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