Repartición de culpas

 

Quienes presionaron a la NFL para que el Monday Night Football mexicano se cancelara fueron los jugadores

“No culpes a la noche, no culpes a la playa, no culpes a la lluvia. ¿Será que no me amas?”, canta Luis Miguel en una de sus famosas canciones.
Y realmente hay que hacernos esa última pregunta: ¿será que la NFL no ama a México?

De ningún modo pretendo quitarle responsabilidad a la administración del Estadio Azteca, porque lo hizo todo mal.

Desde que salió el calendario oficial de la temporada 2018 de la NFL, el pasado 19 de abril —hace siete meses—, sabíamos que el 19 de noviembre era una fecha ‘sagrada’ y que el inmueble iba a ser visitado varias veces en las semanas previas al encuentro.

¿Cómo demonios se les ocurrió realizar la cadena de estupideces que hicieron? Cambiar el pasto queda exento, porque evidentemente nadie propuso ni autorizó el cambio de césped pensando en que iba a resultar en un fiasco.

Y de cualquier modo la cancha parecía estar mejorando con el paso de las semanas. Sin embargo, fueron suficientemente brillantes como para agendar dos conciertos —el de Shakira y, peor aún, ¡el de Telehit!— sobre un pasto que apenas parecía estar mejorando.

Con todo, la oficina de la NFL en Nueva York estaba dispuesta a darle la oportunidad a la gente del Estadio Azteca para dejarlo lo mejor posible.
El problema fue que las imágenes del campo deteriorado inundaron redes sociales y estuvieron en la boca de todos los medios estadounidenses. Y, por supuesto, de los jugadores.

El año pasado, Bill Belichick, entrenador en jefe de los New England Patriots, causó polémica por dejar ver que no le causaba nada de entusiasmo tener que venir a México. Y aunque nos duela, es el único.

Quienes presionaron a la NFL para que el Monday Night Football mexicano se cancelara fueron los jugadores. Algunas de las grandes figuras, como Todd Gurley, amenazaron con ni siquiera jugar si el partido se realizaba en el Azteca.

Todo escaló. Las quejas de los jugadores fueron escuchadas por la NFLPA (Sindicato de Jugadores) y ésta, a su vez, prácticamente obligó a la NFL a mover el compromiso a Los Ángeles.

La NFL se rehusaba por la enorme pérdida económica que representaría semejante decisión. Pero allá el Sindicato no se anda por las ramas. Recordemos que hace ocho años hubo un pleito durísimo de la NFLPA con los dueños, que provocó una temporada (2010) sin tope salarial y puso en riesgo la realización de la campaña regular en 2011.

Al final del día, la NFL dobló las manos y cedió. Los jugadores necesitaban una excusa para no venir y el Estadio Azteca se las dio.
Lo peor es que esta situación podría abrir un futuro debate en el que se discuta si nuestro país realmente vale la pena como sede para la serie de partidos internacionales de la NFL; mientras que en Londres se estudia la posibilidad de tener una franquicia fija.
Sólo en México.

@Erickml_


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