Tenso abanderamiento

 

En medio de las tempestades propias de la particular lucha entre el Comité Olímpico Mexicano y la CONADE

En la residencia de los Pinos nuestros atletas recibieron de manos del presidente de la república el lábaro patrio para su custodia y defensa en los juegos de Rio de Janeiro.

Los invitados se dieron cita de manera puntual y sin mucho desborde de emociones esperaron el momento cumbre de la tarde. En esa espera que a veces resulta reveladora, el denso ambiente se respiraba cuando en el intercambio de saludos por compromiso y miradas de pistola evidenciaban el encono entre el presidente del COM y el director de la CONADE.

Sin palabras de por medio y con un descafeinado apretón de manos Carlos Padilla y Alfredo Castillo cumplieron con el protocolo sin dejar de lado las cuentas pendientes, las impugnaciones y los sin sabores que han acompañado el camino de nuestros atletas a los próximos Juegos Olímpicos.

Horas antes, en la embajada de Brasil en la Ciudad de México, los dos directivos habían simulado con fuerte abrazo haber dejado atrás los rencores y los empujones presupuestales, pero todo fue meramente diplomacia. Recordé el famoso abrazo de Acatempan.

Para muchos allegados al deporte y otros que lo ven desde fuera, esta lucha de podres, que pasa por lo monetario, resulta inadmisible y da pie a la duda sobre la correcta preparación de nuestros representantes y la obtención de medallas.

En el mundo de la especulación y la boca suelta se pronostican de 5 a 7 preseas y que los nuestros aspiran a quedar dentro de los primeros 12 lugares de cada prueba, especulación que para los simples mortales suena pretenciosa en lo que respecta a las medallas y mediocre en quedar dentro de los 12.

Es de charla de café escuchar que vamos a hacer el ridículo como cada 4 años, que el dinero destinado a la preparación tuvo diferente destino y ya en puntos extremos cuestionar la honestidad de los encargados del manejo de los dineros al ver que el COM ha sufrido de más por el tema.

Afortunadamente la ceremonia dio principio, los dirigentes de nuestro deporte se fueron a sus esquinas para dar paso a las palabras de aliento, esperanza, éxito y suerte que el presidente de la republica dirigió a los asistentes.

Sin mucho que esperar, Alfredo Castillo tomó camino a sabiendas que en menos de 14 días sabremos la justa dimensión de los errores cometidos tras la falta de apoyo para nuestros atletas.


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