Por años, Francisco se dedicó a delinquir, pero la suerte se le terminó y fue detenido. De aquel día a la fecha han pasado 28 años, de los cuales 26 los ha dedicado a jugar futbol americano, pero tras las rejas penitenciarias.
Aún es Francisco, pero dentro de su equipo y el mundo de los presos es conocido como el “4×4”, un hombre que lo mismo juega de corredor, que de línea o linebacker.
Llegó al penal de Santa Martha acusado de secuestro y luego de un par de años de ocio decidió incursionar en un deporte que jamás había jugado, el futbol americano; con los Perros, equipo pionero en el uso de esta disciplina para rehabilitar a los presos.
“Cometí muchos errores en mi vida, pero el futbol americano me ha enseñado que uno debe vivir con corrección y sin hacer daño a los demás, a la gente. Hoy es mi último juego, me voy a retirar como jugador y por eso para mí este es nuestro Super Bowl, así lo vemos todos, como un Super Bowl”, comentó el 4×4 en entrevista con ESTADIO luego de culminar el juego señalado.
Francisco fue parte de la selección integrada por jugadores de los reclusorios Oriente y Norte, así como de la Penitenciaría de Santa Martha, que unas horas antes del Super Bowl LVIII jugaron el “Tazón Humanitario”, organizado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana y ante el equipo Tigres de Bengala, auspiciado por la propia SSC.
Pero el 4×4 no dejará el juego por cansancio o por alguna lesión, sino porque en unos días habrá culminado su condena y será dejado en libertad.
“Ya me voy de aquí, dejo al equipo. Me duele porque fui fundador de los Perros de Santa Marta e impulsor del futbol americano en el Reclusorio Sur, estos jugadores son mi familia y este deporte la herramienta que me enseñó a ser buena persona”, comentó el jugador.
La fiesta, realizada al interior del reclusorio Norte, fue total para el 4×4 y sus compañeros del equipo Legionarios, selección de reos, ya que dentro del juego el resultado los favoreció con una blanqueada de 36-0 sobre los Tigres de Bengala, resultado con el que vengaron la derrota sufrida un año atrás ante el mismo rival, por 12-28.
Un efectivo y dibujado pase de 72 yardas de Viko, quarterback con amplia experiencia en ligas colegiales y de veteranos, para el Junior abrió la pizarra, que con la conversión quedó en 8-0.
Luego un pick six de Erick ‘n’ trajo el 14-0, para el segundo cuarto y ante 400 visitantes y 200 reos, que seguían el juego desde la grada, el Chuky hizo su aparición para marcar seis puntos más por la vía terrestre (20-0).
En el tercer cuarto, una carrera más del Chuky colocó la pizarra en 28-0 y mediante pase de 85 yardas los Legionarios firmaron la pizarra final de 36-0.
A diferencia de los años de incursión del futbol americano en los centros penales, ahora los custodios no portan armas para vigilar el juego, ni existen medidas de seguridad extremas para ingresar o permanecer al interior del penal. Ahora el ambiente es mucho más ameno y netamente formativo, la familia convive con los jugadores, los guardas y las autoridades.
Fue el Super Bowl de los internos y el juego de la despedida del 4×4, que a partir del momento de salir a la calle, promete solo regresar a algún reclusorio para apoyar al staff de coacheo de alguno de los equipos.
“El futbol americano ya es parte de mi vida, incluso ahora mis hijas y esposa lo juegan, por eso ya no me puedo alejar de este deporte. Allá afuera seré un entrenador y sobre todo una persona de bien y respetuosa con la gente y la ley”, afirmó enfático Francisco.
El futbol americano al interior de los centros penitenciaros se juega desde hace más de tres décadas y ahora, al igual que otros deportes, como el boxeo, forma parte de los programas de reinserción de varios de ellos, por lo que, incluso, es apoyado por coaches y jugadores de amplia historia y talento, como el nuevo head coach de las Águilas Blancas en la liga mayor de ONEFA, Raúl Mateos, quien hasta hace unos meses fue entrenador de los Renos del Reclusorio Norte.
