Dichosos y agradecidos. Así debemos sentirnos. El 2017 fue un año para no olvidar nunca, 12 meses que recogieron una cantidad de talento en el tenis que podríamos ver desarrollado en años y años.
Bueno pues ese talento estuvo mayormente concentrado en el mejor tenista de la historia y el que no es el mejor tenista de la historia solo porque existe el otro. Roger Federer y Rafael Nadal. Gracias. Vaya año que nos han regalado.
Pero en especial tu Roger. Nos diste esperanzas de volver a saborear tu grandeza al llevarte el Australian Open. A tu gran legado se le sumaba un Grand Slam más. ¿Quién lo iba a decir? ¿Quién iba a decir que llegarían 2 en este maravilloso año?
Bueno pues eso solo era una probada de lo que estaba por venir. Cuarta vez como rey de Australia, octava vez que en tu casa, Wimbledon, recibías el trofeo que debiera llevar tu nombre; y con un tenis tan fresco y grandioso, digno de a quien los mortales llamamos ‘Su Majestad’.
Las lágrimas que derramaste al vencer a tu némesis, amigo, alimentador y parte fundamental de la grandeza que has alcanzado, Rafael Nadal, provocaron más lágrimas y alegría de las que se pueden calcular, pero el verte jugar a un lado de él y celebrar juntos un título. Amigo mío, eso es algo que presumiré a lo largo de mi vida.
Australian Open, Indian Wells, Miami Open, Halle, Wimbledon, Shangai y Basel.
Gracias, le has dado vida infinita a tu persona en la historia del tenis.
ASC
