Alí y la inolvidable convención de 2012

 

El legendario Muhammad Alí tuvo como último acto público en el boxeo la reunión anual del WBC, en Cancún

Alí, junto a Don King, en la convención de 2012. Foto: Archivo Estadio

Una de las convenciones más emotivas que ha tenido el Consejo Mundial de Boxeo (WBC) en sus 53 años de vida, se remonta a la de 2012, que tuvo como invitado especial al histórico Muhammad Alí, quien fue investido como “Rey del Boxeo Mundial” por la entidad que en ese entonces dirigía el también histórico don José Sulaimán.

La convención se realizó en la primera semana de diciembre de 2012, teniendo como sede el imponente Hotel Oasis de Cancún, Quintana Roo, donde también se han celebrado destacadas funciones de boxeo, organizadas por el promotor Pepe Gómez, quien de igual manera fungió como anfitrión de la convención.

Alí había llegado a dicho destino turístico desde días antes del arranque de la convención junto a su cuarta esposa, Yolanda Lonnie Alí, con quien se hospedó en una cómoda residencia a unos kilómetros del hotel sede, recibiendo todo tipo de atenciones ante la enfermedad que lo aquejó durante varios años, el Mal del Parkinson.  

Acompañado por don José e históricos campeones mundiales de la talla de Julio César Chávez, Vitali Klitschko y Sergio ‘Maravilla’ Martínez, así como por el promotor Pepe Gómez, el 3 de diciembre Alí inauguraba la 50ma convención de la entidad verde en un acto histórico para el boxeo el ver a su hijo predilecto presente en una reunión anual que fue seguida con gran interés a nivel internacional.

La coronación como “Rey del Boxeo Mundial”, en la que se le colocó una corona bañada en oro la hizo corrió a cargo de Klitschko, mientras que la vistosa capa se la puso JC Chávez ante un centenar de reflectores que llegaron de diferentes partes del mundo para darle seguimiento a este acontecimiento.

La esposa de Alí , Yolanda Lonnie Alí, tomó el micrófono y agradeció profundamente el emotivo reconocimiento, mientras el legendario boxeador, miraba a todos, retratando cada rostro en su memoria.

Tras la inauguración, en un salón alterno del hotel sede, Alí fue trasladado en silla de ruedas para compartir un momento especial con todas las personas que se dieron cita a la convención, pues sentado él, en grupos de diez personas, pasaban a tomarse la histórica fotografía junto a “el más grande”.

Aunque ha dejado de existir físicamente, Alí siempre estará en el recuerdo más entrañable de la familia boxística que hoy llora su partida, pero que agradece el legado que perdurará por toda la eternidad, de un boxeador convertido en leyenda.


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