Nadie en México se salva de tener un apodo o mote. Puede ser cariñoso, insidioso, que destaque una cualidad o defecto físico o, simplemente, recuerde un episodio trascendental de su vida. Los deportistas mexicanos tampoco son ajenos a esta idiosincrasia popular.
Frecuentes en la cultura mexicana, los apodos aportan contexto al origen del deportista, su lugar de nacimiento, la familia, su trayectoria profesional, o anécdotas vividas dentro y fuera del campo. Con el auge de las redes sociales y los juegos online, el uso de apodos en el siglo XXI es cada vez más habitual en el día a día. Algunos tienen su origen en la infancia, mientras que otros se deben al comentario de un periodista deportivo, a los titulares de un medio de comunicación o al mismo alias elegido por el jugador en sus redes sociales.
El mejor ejemplo es ‘Chicharito’, uno de los futbolistas más internacionales y laureados de México. Ex jugador del Manchester United (2010-2014), del Real Madrid (2014-2015), y del Bayern 04 Leverkusen (2015-2017), actualmente forma parte de la plantilla de Los Ángeles Galaxy en Estados Unidos. Solo los mexicanos y los amantes del fútbol saben que su nombre real es Javier Hernández Balcázar. A su padre, con el que comparte nombre y apellidos y también era futbolista, se le conocía como ‘Chícharo’ por sus llamativos ojos de color verde similares a esta planta que germina guisantes. Cuando su hijo Javier Hernández empezó a jugar sus primeros partidos como futbolista profesional, ya todo el mundo le llamaba ‘Chicharito’.
Otro de los futbolistas mexicanos más internacionales, Rafael Márquez, eterno capitán de la selección tricolor, militó en las filas del FC Barcelona entre 2003 y 2010, donde se ganó el cariñoso apodo de ‘Kaiser de Michoacán’ o el ‘Kaiser de Zamora’ por su contundencia en su puesto de central.
Algunos de estos motes o apodos pueden llevar a malinterpretaciones o malentendidos. Es el caso de Guillermo Ochoa, portero de la selección mexicana en la Copa del Mundo de Brasil en 2014 y de Rusia 2018, que ha sido el primer aquero de México en competir en el fútbol europeo, donde jugó en la liga francesa (2011-2014), la Liga española (2014-2017), y la belga (2017-2020). Los mexicanos tienen la costumbre de usar el diminutivo ‘Memo’ para el nombre de Guillermo, aunque en España esa palabra es sinónimo de persona con poca inteligencia, necia o terca y a las personas que se llaman Guillermo se les acorta el nombre simplemente como ‘Guille’ o ‘Willy’.
También habrás escuchado los nombres de ‘Chamagol’ González, ex jugador chileno del Atlante de México; ‘Chuletita Orozco’, actual delantero del equipo Xelajú MC de Guatemala; Tena ‘Capitán Furia’, icónico capitán del Club América conocido por su carácter y garra dentro del campo; Jared Borgetti ‘Zorro del Desierto’, nacido en las áridas tierras de Sinaloa; o el ‘Bebé’ Pardo, ex centrocampista del Atlas del Guadalajara y conocido con este apodo por debutar en la selección absoluta con 18 años.
Como curiosidad, un estudio elaborado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) identificó que el fonema ‘ch’ era el más usado para expresar simpatía con la otra persona y también el más común en el universo de los apodos. Aunque es una de las letras más modernas del abecedario español, la influencia de algunas lenguas indígenas, principalmente el nahuatlismo, ha generado un gran número de palabras en México que empiezan con ‘ch’, como chido, chilango, cholo, chelas, Chespirito, chicharrón, etcétera. Todas ellas, muy usadas y populares en las calles mexicanas.
Los apodos a futbolistas mexicanos han levantado hasta aireadas polémicas deportivas. Todos los mexicanos recuerdan la bronca en directo entre el analista deportivo, Carlos Albert, con su compañero Enrique Beas en la cadena de radio MVS por llamar al futbolista internacional Antonio ‘La Tota’ Carbajal ‘ratón verde’. Este ofensivo nombre en México se puso muy en boga en la década de los 70, cuando la selección mexicana no se clasificó para la Copa del Mundo de Alemania 1974 y el equipo acabó siendo conocido como los ‘ratones verdes’.
