Antoine Griezmann vive sus horas más bajas como jugador del Fútbol Club Barcelona. No estaba siendo su temporada antes del parón del coronavirus, pero después las cosas han ido a peor. Tercera suplencia en los últimos cuatro partidos (ante Sevilla, Celta y Atlético de Madrid), una vez recuperado Luis Suárez de su lesión y con Ansu Fati por delante en la libreta de Setién.
Para colmo, el técnico decidió darle entrada en el minuto 90, cuando apenas quedaban cuatro minutos de añadido para que el Barcelona consumase su segundo tropiezo consecutivo tras el empate ante el Celta. Un empate que llegó en un libre directo de Aspas que pasa por el lado de la barrera donde estaba Griezmann, que había entrado poco antes. Muchos culpabilizaron al francés.
nte el Atlético, nada se le puede decir al galo porque no tuvo tiempo prácticamente de nada. Quizá para reflexionar en la banda durante eternos minutos de calentamiento si fue una buena decisión cambiar de equipo el pasado verano. Quedó mal con los atléticos y de momento no ha podido ganarse a los azulgrana. Después de pagar una cláusula de 120 millones de euros, esperaban más de él en una delantera junto a Leo Messi y Luis Suárez donde nunca pareció encajar del todo. Poco protagonismo y una labor oscura lejos de los focos. Al final del partido, Griezmann se abrazó a sus ex compañeros sin haber sudado.
“A Griezmann lo veo bien, pero no pueden jugar todos. Quizás no es lógico sacarlo en el último minuto… No ha entrado antes porque lo estaban haciendo muy bien, no es fácil encontrar un sitio sin desestabilizar al equipo”, dijo Setién. “Sin palabras”, contestó Simeone cuando le preguntaron por Griezmann.
