El futbolista que se burló del futbol

 

El jugador brasileño tuvo una carrera de 20 años como profesional

‘No me arrepiento de nada. Los clubes han engañado y engañan mucho a los futbolistas: alguno tenía que vengarse por todos ellos’ esas fueron las palabras de Carlos Henrique Raposo al ser entrevistado luego de ser tachado como el Más Grande Estafador en la historia del futbol.
Reposo se desenvolvía como delantero, o al menos eso decía él. Tenía poca o, mejor dicho, nula capacidad para jugar al futbol.

 

Henrique y sus compañeros sabían que no tenía futuro en el futbol: no podía si quiera patear decentemente un balón, pero fue la suerte quizás y una serie de buenas amistades la que llevaron Raposo a ‘brillar’ en su ficticia carrera en el futbol.

 

Pasó por Botafogo y Flamengo en su Brasil natal, y después incluso dio el fue al extranjero, pues el Kaiser llegó a jugar en el Pueblade México y los El Paso Patriots de la Premier Development League estadounidense.

 

Sin embargo, por todos lados donde pasó el resultado fue siempre el mismo: Cero partidos y cero goles.

 

En 1989, volvió a Brasil donde, se dice, llegó a marcar un gol al Bangú de Río de Janeiro. Fue ahí donde comenzó a utilizar sus ‘ideas más geniales’ para mantenerse sin jugar.

 

El Bangú caía 2-0 y el dueño del equipo, harto de los desplantes de Raposo, colérico le fue a llamar. El técnico fue contactado y se apresuró a hacer caso de la orden y mandó al campo a Raposo. Nada tardó en encontrar a un sujeto cualquiera en el público con el que armó un lío y le dijo de todo. El resultado una pelea masiva y la ira del dueño.

 

Cuando éste, fue a encarar al Kaiser con la única idea de mandarlo al demonio, se sorprendió al encontrarlo con lágrimas en los ojos.

 

‘Antes de que digas nada, Dios me dio un padre y me lo quitó, y luego me dio otro (refiriéndose al presidente). Así que nunca voy a permitir que digan que mi padre es un ladrón’. Con eso, evitó ser corrido y se ganó el afecto del dueño del Bangú, además de una extensión de contrato por 6 meses.

 

Gracias a su amistad con Jorge Burruchaga, campeón del mundo al lado d eMaradona, conquistó la Libertadores en 1984 con el Atlético Independiente, de ahí, partía a Francia para jugar en el Ajaccio de Memo Ochoa donde, por supuesto, no marcó ni un gol en ni uno de los partidos que no disputó.

 

A los 39 años, la historia de este canalla del futbol llegó a su fin. Carlos Henrique Raposo se retiró del futbol tras jugar con 11 equipos con quienes no jugó un sólo minuto para ser el delantero menos productivo al no marcar un sólo gol.

 

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MASR


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