Con Neymar y Kilyan Mbappé en Paris y sin puerta de salida, con Lautaro Martínez sin cláusula y el Real Madrid más pendiente de vender que de comprar para desgracia de Camavinga, Erling Haaland, o Kai Havertz, la principal estrella del mercado de fichajes de este verano apunta hacia un entrenador, que no es otro que Mauricio Pochettino. Llevó al Tottenahm a esferas europeas jamás vistas y a la lucha por los títulos con saldo positivo en traspasos-fichajes, cuando el resto de equipos de la Premier, gastaban más de cien millones por verano.
Los grandes clubes saben que su futuro puede pasar por la contratación del argentino y los que pretenden llegar a ese estatus anhelan el sí del ex del Tottenham, que espera agazapado a que su presa ideal aparezca por el horizonte. Se ha ganado el derecho a poder aguantar y elegir entre las ofertas que aparezcan. No marca goles, pero ha demostrado que es el número uno en eso de dar valor a los jóvenes futbolistas y de consolidar a los que ya estaban en la cima.
Son muchos los equipos que se han ido acercando desde que Daniel Levy decidiera prescindir de sus servicios en el banquillo de los Spurs. El primero fue el Barcelona. Conciencia que se dice, esa que le impediría aceptar la oferta de club azulgrana. Principios y ambición al saber que ese paso podría traicionar su manera de entender el fútbol y el deporte.
Ya falta menos para que el fichaje del verano vea la luz y en esta ocasión no viste de corto y sí de traje. Desde el pasado mes de abril, el nombre de Mauricio Pochettino está en boca de muchos dirigentes, pero él espera el momento oportuno para decantarse o, por contra, seguir esperando. No tiene prisa, la que sí parecen tener los muchos equipos que se han dirigido al técnico en busca de la idea futbolística que tiene y que parece ser del agrado de la gran mayoría.
