Cuatro legendarios escritores que fueron porteros

 

Guardameta es la posición en que más ha ahondado la literatura

El 23 de abril es el Día Internacional del Libro y para celebrarlo, les traemos un top de grandes escritores que fueron porteros o reflexionaron sobre los poéticos y filosóficos gajes de este oficio.

“El más solitario”, “el de mayor responsabilidad”, “un mártir o un saco de arroz”; estos han sido algunos de los enunciados usados en la literatura para describir al arquero.

Albert Camus

El ganador del premio Nobel de Literatura, autor existencialista de La Peste o El Extranjero, era arquero semiprofesional del Racing Universitario de Argel y a los 17 años, parecía tener un futuro promisorio como guardametas.

La violenta tuberculosis que sufrió, lo apartó de las canchas. En varias ocasiones aseguró que cambiaría todos sus éxitos como escritor, por haber jugado fútbol profesional al máximo nivel.

“Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”.

Vladimir Nabokov

El autor de Lolita jugó como guardameta durante sus años estudiando en la Universidad de Cambridge. El escritor ruso confesó que la portería fue una de las pocas cosas que tuvo claras, en una etapa muy confusa de su vida. Cuenta la leyenda que con un grito imponía el orden en su aparato defensivo.

“En Rusia y en los países latinos, ese intrépido arte ha estado rodeado siempre de un aura de singular luminosidad. Distante, solitario, impasible, el portero famoso es perseguido por las calles por niños en éxtasis”

Gabriel García Márquez

El Gabo, gran autor latinoamericano, fue portero durante toda su infancia. Un hincha muy apasionado del Atlético Junior de Barranquilla.  Se enamoró del balompié en su juventud en 1950, cuando fue al partido de su Junior de Barranquilla (donde jugaba Heleno de Freitas) contra el Millonarios del mítico Alfredo Di Stéfano. Desde ese entonces, se volvió aficionado de este deporte.

Günter Grass

El premio Nobel de literatura en 1999 fue muy fanático del Friburgo, así como de la selección alemana. En su poema “Estadio de noche”, llama al portero un “poeta solitario”:

Lentamente ascendió el balón en el cielo.

Entonces se vio que estaba lleno el graderío.

En la portería estaba el poeta solitario,

pero el árbitro pitió fuera de juego.

“Ya a los 50, empujado por la afición de mi hijo pequeño, disputé un encuentro. Acabé exhausto, y no pude mover la rodilla durante cuatro días. Pero mi hijo estaba orgulloso, y eso me bastaba. Incluso puse algún centro digno, al más puro estilo de Lahm”, recordó en una entrevista.

¿Qué otro escritor fue apasionado al fútbol soccer?

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Twitter: @EstadioDiario


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