Leyendas de la Euro: 1960 el año en que ganó el comunismo

 

En plena Guerra Fría, la URSS se convirtió en el primer campeón de Europa pese a los deseos de Estados Unidos y España

Foto: Cortesía

 

En 1960 el mundo se encontraba sumergido en plena Guerra Fría, Estados Unidos y la Union de Repúblicas Socialistas Soviéticas se disputaban la hegemonía mundial en escenarios tan numerosos como diversos. Por ejemplo, en la carrera espacial, la nación comunista llevó clara ventaja sobre los norteamericanos, en ese año las dos perras soviéticas, Belka y Strelka, orbitaron la Tierra y regresaron con éxito con lo que la URSS daba un paso adelante en la conquista del espacio.

En Cuba, la recién triunfante revolución encabezada por el Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro sufría su primer revés económico al ser sancionado por Estados Unidos debido a la nacionalización de compañías petroleras, en respuesta, la URSS abría relaciones diplomáticas con la Isla bajo el lema de “Moscú comprará toda el azúcar de la isla”, un escenario más en el teatro de la guerra entre las dos superpotencias.

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En el futbol, la guerra fría no estuvo ausente, la URSS se convirtió en una superpotencia en casi todos los deportes y necesitaba conquistar el futbol para legitimar su supremacía respecto al resto del mundo. La ocasión perfecta se presentó en el 6 de julio de 1960, la recién fundada Union Europea de Asociaciones de Futbol (UEFA) había organizado un torneo para definir la mejor selección de Europa tras barajear varios nombres, se optó por llamarla Copa de Naciones de Europa, pero casi de inmediato todo el mundo comenzó a llamarla simplemente Copa de Europa; para la primera edición se reunieron 17 selecciones y se efectuaron juegos de ida y vuelta en cada país participante, sólo las semifinales y la final se jugaban en el país anfitrión, según las normas de la época, por lo que los tres últimos duelos (semifinales y finales) se disputaron en Francia.

El sabotaje español

La URSS se midió a Hungría en los octavos de final y salió avante por marcador global de 4-1; España derrotó a Polonia por un categórico 7-2; Checoslovaquia, Rumania, Francia, Austria, Yugoslavia y Portugal también avanzaron a los cuartos de final. En los cuartos, sucedió un hecho histórico, España se mediría a la URSS por un boleto a las semifinales, pero el ultracatólico y anticomunista dictador de España, Francisco Franco, no permitió que el equipo soviético entrara a su territorio para disputar la ida de los cuartos, por lo que lo que la UEFA descalificó a la nación ibérica y le otorgó a los soviéticos el pase directo a las semifinales. La decisión del Gobierno de Madrid respondía a motivos políticos, más allá de que los soviéticos fueran los claros favoritos de la serie, una apuesta ganar-ganar para Franco y su camarilla.

 

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En la antesala de la gran final, las repúblicas soviéticas se medirían en juego de matar o morir a otro gigantesco y multicultural país la, también extinta, Checoslovaquia que había llegado a esta instancia tras arrollar 3-0 a Rumania en cuartos. Ante poco más de 25 mil espectadores que se habían dado cita en el Stade Velodrome de Marselle en Francia, los soviéticos practicaron el futbol agresivo y vertical que los había caracterizado en todo el torneo y se saldaron con la victoria sobre los los checoslovacos por un categórico 3-0 cortesía de Valentín Kozmich Ivanov y Viktor Ponedelnik que se despachó con doblete.

El día que triunfó el comunismo

Dos de los países más diversos, étnicamente hablando, en la historia de la humanidad midieron fuerzas en la final de la primera Copa de Europa el 6 de julio de 1960, la URSS y Yugoslavia llegaron por méritos propios a disputar la máxima gloria del futbol europeo. Un atiborrado estadio Parc des Princes en París con poco menos de 18 mil espectadores, fue el escenario ideal para aquella final.

Los yugoslavos sorprendieron con una bien ordenada defensa y fueron capaces de repeler cada una de las insinuaciones soviéticas, jugando a la contra, una de las primeras veces que se empleó este sistema y gracias a ello se adelantaron en el marcador.

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Tras un grosero error del meta soviético Lev Yashin quien fue incapaz de de detener un remate de cabeza del delantero Milan Galić, la bocha se acabó colando por su palo derecho al minuto 43. Sin embargo, el ímpetu del ejército rojo se hizo sentir y seis minutos después del gol, un potente tiro fue mal rechazado por el meta yugoslavo y Valentín Ivanov aprovechó para mandar el esférico al fondo de las redes con lo que decretó la igualada parcial. Un duelo cerrado en la media cancha y defensas infranqueables fueron la tónica de todo el encuentro que acabó igualado, por lo que se tuvieron que disputar tiempos extra.

 

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En el alargue, el mejor estado físico de los soviéticos se hizo patente y dominaron de principio a fin los tiempos complementarios, un solitario gol de cabeza de Ivanov significó el doble en su cuenta personal y primer y único título de la extinta URSS en la Eurocopa. Un golpe con guante rojo al orgullo de españoles y yanquis que veían enardecidos como el comunismo les ganaba una partida en un escenario tan sensacionalista como el futbol, los norteamericanos, por cierto en aquellas épocas ni siquiera figuraban como un cuadro competitivo en el balompié y México hasta se daba el lujo de golearlos 6-0, 7-2, 3-0…

 

 

AGC


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