El Celta de Vigo rescata un punto valioso ante el Atlético de Madrid

Estadio Deportes Publicado el
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El Atlético de Madrid fue a Balaídos para enfrentar al Celta de Vigo por la jornada 35 de LaLiga de España, donde sacó un punto al empatar 1-1, en un duelo de mexicanos en el que solo Héctor Herrera participó ya que Néstor Araujo no fue convocado por haber estado suspendido por acumulación de tarjetas amarillas.

Comenzó el partido y se rifó la pelota durante apenas un suspiro. Hasta que la controló Arias para hacer la pared con Llorente y servir en corto a Correa, que a su vez quiso ponerla en el corazón del área. Lo hizo sin precisión, como acostumbra, pero hete aquí que Fran Beltran la tocó lo suficiente para habilitar a Morata absolutamente solo. Un toque y a la jaula, como le gusta al 9. Ni un minuto se había jugado y ya estaba el Atlético por delante, escenario poco frecuente, escenario al fin y al cabo.

La jugada marcaría tendencia en cuanto a la zona por la que iba a hurgar el Atlético. Los tres rojiblancos mencionados en el párrafo anterior se asociaban ante Olaza sin que llegara a estar del todo claro si al uruguayo debía auxiliarlo un central, un interior o ambos, de manera que, como suele suceder, hubo pasajes en los que no lo hacía ninguno. El equipo visitante se replegó poco a poco, en todo caso, conforme con el resultado momentáneo y con el hecho de que el Celta no encontrara manera de meter la cuchara en el partido.

La escuadra olívica jugaba con cinco atrás y prácticamente tres adelante, pero eso no impidió que se adueñara del balón durante un buen tramo del primer acto. El asunto es que no supo qué hacer con él desde tres cuartos, desconectado Aspas como andaba, así que apenas dos disparos lejanos de Brais pudieron generar inquietud, sobre todo uno desviado de forma involuntaria por Giménez para marcharse apenas por un palmo cuando Oblak ya se había rendido. Lodi emitía alguna señal alarmante, pero en contraste con lo relatado en el otro lado, sus compañeros corregían cada desajuste del lateral.

El Atlético tuvo un arranque de orgullo ahí, pero fue Brais el que coqueteó con el segundo celeste antes de retirarse en el doble cambio con el que Óscar inauguró un carrusel al que esta vez se resistía Simeone. Las ausencias se pagaban no tanto por el once como por un banquillo sin alternativas, perdida la fe en Herrera, Vitolo y Lemar más allá de que tal aseveración admita grados en cuanto se invidualice. El francés, por ejemplo, apareció después que los demás. Lo primero que hizo fue caerse al suelo tratando de pisar la pelota. Lo segundo, perderla en zona peligrosa.

El partido se había puesto tan extraño ya que dio para que Lemar rozara el gol, sí, Lemar, magnífica intervención del debutante Iván Villar, por cierto, y, sobre todo, para que jugara los últimos minutos Saponjic. Aquello en todo caso ya no había quien lo moviera. Empata, que algo queda. Construyendo un puente, con tantas tablas.