Viajar en tren ruso, un deporte extremo

 

La travesía de 24 horas de Moscú a Rostov

Era mi primer viaje en tren a mis 24 años. Y qué mejor que hacerlo en Europa y en una sede mundialista. Para la mayoría de los que visitamos Rusia por la Copa del Mundo, y para ahorrar algo de dinero en comprar viajes en avión, nos aventuramos en tomar el tren para trasladarnos de sede en sede.

Debido que este transporte es gratis para las personas que tienen boletos para los partidos del Mundial, mi desición estaba tomada, y a pesar de que el viaje de Moscú a Rostov era de 24 horas decidí tomar esta travesía.

Foto: Leobardo Vázquez

Esta nueva experiencia arrancó desde tempranas en la estación Kursky. Al abordar, el personal del tren y algunos voluntarios en ingles te piden tu pasaporte y boleto, incluso son ellos quienes te llevaban a tu lugar para ocupar poco ocupan los 17 vagones disponibles para el viaje.

Ya adentro, encontré un pequeño cuarto con 2 literas con compartimientos pequeños para guardar maletas, después a las 13:15 pm el tren salió puntual. Tras unas tres horas de charla con Karla y René, dos estudiantes originarios de Ciudad Juárez que han viajado a Rusia aprovechando sus intercambios en Europa, escuché a lo lejos música mexicana, tras caminar por los vagones encontramos el restaurante, un lugar pequeño ya tomado por compatriotas quienes ya escuchan éxitos y cantaban canciones de Luis Miguel y Vicente Fernández.

Foto: Leobardo Vázquez

Las largas filas en el restaurante se agudizaron en minutos para comprar víveres y cervezas, las cuales tenían un costo de los 300 a los 400 rublos (aproximadamente $96 pesos mexicanos), pero todo se convierte en una locura.

El personal del restaurante no se dio abasto con la comida. En el menú el platillo más barato es de 600 rublos (192 pesos), y todo se acabó en menos de una hora. Yo por fortuna alcancé a comprar una sopa de verduras y una botella de agua, las cuales tendrán que saciarme hasta finalizar el viaje.

Foto: Leobardo Vázquez

Ya en tu espacio, es hora de hacer la cama y convertir los asientos en la litera para ti y tu compañero. Una de las batallas durante todo el viaje fue ir al baño, debido a que todos estuvieron muy ocupados, pues solamente había dos en cada vagón, el cual transportaba a 40 personas.

Sólo pude dormir entre cinco y seis horas durante el trayecto, esto debido a que cada 50 minutos el tren se paraba para que los empleados rusos se bajaran a fumar.

A la mañana siguiente, el personal del tren son los encargados de despertarte. Exactamente a las 13:15 de la tarde, el tren se detuvo y Rostov nos recibió con las brazos abiertos, en ese momento lo mejor que me pudo pasar fue salir y comer un poco de arroz con pollo en un restaurante para saciar el hambre y tomar fuerzas nuevamente para disfrutar el Mundial.

Por Leobardo Vázquez Hernández

 

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jopo


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