América sin nada que ofrecer

 

Ahora regresan al Azteca frente a los Pumas que, como buenos cazadores, ya olieron la sangre del rival y no los van a perdonar

 

Inmersos en esa maldita desesperación por ganar algo, lo que sea, en el año del centenario, las Águilas del América se topan con la realidad de la inoperancia y los caminos difíciles que los pueden dejar con las manos vacías.

El asunto de la liga es un cachondeo total. El equipo ha perdido la camisa, la identidad, el técnico y la paciencia de los de pantalón largo.

Es un secreto a voces que la salida abrupta de Ignacio Ambriz es producto del enfrentamiento directo entre su protector Jon de Luisa y Ricardo Peláez que, en su calidad de alto responsable hizo valer el poder que le fue concedido.

Sin importar el espectacular triunfo sobre Cruz Azul, Peláez Linares desenfundó la guadaña aprovechando la insignificante derrota ante el León que en verdad ni dolió y menos era factor.

El equipo del centenario se planta ante Necaxa rogándole a Dios no perder y de manera poco decorosa pidiendo el tiempo. Es verdad que para los interinos no hay pena ni gloria pero por favor gana o pierde con dignidad. El empate es derrota para América.

Ahora regresan al Azteca frente a los Pumas que, como buenos cazadores, ya olieron la sangre del rival y no los van a perdonar.

Cuando se pensó que el daño quedaría allí, viene la noticia del Mundial de Clubes donde el recuerdo del ridículo frente a un equipo asiático regresa y si pura casualidad salen victoriosos se encontraran en el camino al poderoso Real Madrid. Así que ni pa donde moverse. Sin salar al americanismo, el fin de año pinta doloroso.


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