Día de muertos en La Noria

 

En el mar de frustraciones en el que navega Cruz Azul desde hace varios años, ya cualquier idea es buena para combatir maldiciones y cadáveres que se pasean por las instalaciones de la Noria y más en estos días de Noviembre.

Desde la convocatoria del legendario Carlos Hermosillo de vestirse de negro en el siguiente partido de la máquina, hasta la historia del panteón que colinda con las instalaciones celestes y los fantasmas que han hecho el futbol una pesadilla para este equipo.
Remontarse a las historias cruzazulinas de éxito es otro de los ejercicios que se unen a las procesiones y exorcismos que buscan regresarle la grandeza a este equipo fundado hace muchos años en Jaso, Hidalgo, que nunca ha descendido y cuyos campeonatos lo metieron entre los grandes de nuestro balompié. Hoy esos momentos son recuerdos que están muy lejos de regresar. 
Aquel equipo de cementeros, hoy se ha aburguesado y olvidado de su esencia. Culpar a Guillermo Álvarez es la salida más fácil, pero el dueño no juega, al contrario invierte millonadas en jugadores, técnicos y gente de pantalón largo que no responde al trato cordial de un propietario que a lo mismo que sus aficionados gritan por un título de liga. 
Hoy el futbol ha muerto para Cruz Azul, equipo que aparece plasmado en las ofrendas que recuerdan a aquellos que vivieron en plenitud y que hoy son parte del sentimiento. Sigan descansando en paz.

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