La Inteligencia Artificial que se nos viene

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El área deportiva ha sido pionera en el desarrollo de la IA

El pasado año la Inteligencia Artificial acaparaba una gran parte de los debates entorno a los avances tecnológicos mientras algunos se enzarzan en una discusión acerca de las bonanzas y perjuicios que traerá consigo. Si de un lado Stephen Hawking o Elon Musk (fundador de Tesla, SpaceX o Paypal) advierten del riesgo que podría conllevar para la humanidad no regular eficazmente la IA, de otro, el director ejecutivo de Facebook Mark Zuckerberg opina radicalmente lo contrario.

Paralelamente a esto, algunos gobiernos han tomado conciencia de la relevancia que esta materia ha adquirido en el campo de la investigación, y países como Rusia o China ya han declarado públicamente que el desarrollo de la Inteligencia Artificial se ha convertido en una prioridad para ellos.

Por lo que a la IA se refiere, el área deportiva ha sido pionera en su desarrollo y actualmente se ha convertido en uno de los mejores escaparates para evaluar los avances reales de esta tecnología.

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Hay que echar la vista atrás más de dos décadas para hallar uno de los primeros retos en enfrentar a la máquina contra el ser humano. Fue en febrero de 1996 cuando una supercomputadora desarrollada por IBM y de nombre Deep Blue derrotaba por vez primera en una partida de ajedrez a un campeón del mundo en activo como era Gary Kaspárov, aunque éste venciera en el cómputo total del enfrentamiento por 4 a 2. Tan sólo 14 meses después, una evolución de esta computadora llamada Deeper Blue se enfrentaba de nuevo al Gran Maestro en un encuentro a 6 partidas y hacía historia al vencer al campeón ruso por 3½ a 2½.

Desde entonces hasta ahora han sido numerosos los bots de ajedrez que han ido apareciendo y que han dejado patente las limitaciones de la mente humana ante un tablero cuando enfrente hay una máquina bien entrenada. Así ha continuado hasta llegar a Stockfish, un motor de ajedrez que ya muchos tenemos en nuestro smartphone y que hasta hace poco se había convertido en invencible.

Pero el reinado nunca es eterno y al más puro estilo Juego de Tronos ha aparecido un temible rival que recientemente le ha destrozado sin piedad, Alpha Zero. Esta nueva IA creada por Deep Mind y adquirida en 2014 por Google ha roto con todos los parámetros establecidos. En un duelo a 100 partidas (50 con blancas y 50 con negras) y con un ritmo de juego de 1 minuto por movimiento, Alpha Zero ganó en 28 ocasiones (25 con blancas y 3 con negras) y empató en las 72 restantes, dejando a Stockfish sin anotarse ni una sola partida.

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A diferencia de Stockfish, que es un potentísimo motor de ajedrez de código abierto con capacidad para calcular y elegir la mejor jugada entre millones posibles y programado por los más brillantes ingenieros del mundo, Alpha Zero es un programa que no está basado en el conocimiento humano sino en su capacidad de autoaprendizaje.

El entrenamiento de esta IA fue tan simple que solo requirió de conocer las reglas del juego y jugar contra sí misma durante 4 horas en casi 5 millones de partidas sin ningún tipo de ayuda humana. Ello fue suficiente para que el programa pudiera adquirir los mismos conocimientos que un ser humano habría alcanzado en casi 1.400 millones de años.

Al margen de esto, una de las cuestiones que más ha impresionado a los expertos es la forma de jugar de la IA. Mientras Stockfish echa mano de su infinita capacidad de análisis de las jugadas para realizar sus movimientos, Alpha Zero actúa en muchas ocasiones de un modo totalmente desconcertante y especula con el objetivo de igual forma que lo podría hacer una mente humana. De manera sorprendente, es capaz de sacrificar algunas de sus piezas más importantes y situarse en una posición de desventaja durante decenas de movimientos para lograr llevar el juego a donde desea.

Tanto es así que el propio Peter Heine Nielsen, analista del campeón noruego Magnus Carlsen, comparaba el juego de Alpha Zero con el de una raza superior que llegara a la Tierra para mostrarnos cómo se juega realmente al ajedrez.

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Y es que esta IA no sólo domina el tablero de las 64 casillas, sino que lo hace también en otros juegos como el Go y el Shoju. Si en 2016 y 2017 AlphaGo daba un giro a la historia venciendo a los mejores jugadores del mundo de Go durante sus enfrentamientos con Lee Sedol y Ke Jie, tan sólo hace unos meses su evolución AlphaGo Zero le arrebataba el título de mejor jugador del planeta derrotando en cien partidas a su predecesor por un apabullante 100 a 0. En esta ocasión sucedió algo similar al ajedrez, ya que el AlphaGo original se nutría de los datos obtenidos durante cientos de miles de partidas, mientras que su evolución aprendía desde cero jugando únicamente contra sí misma.

Pero la carrera de la máquina por imponerse al ser humano no se limita a estos deportes mentales. Sin duda, uno de los mayores retos de este siglo para ellas ha sido el de enfrentarse al hombre en un juego de información incompleta como es el póker, en el que el instinto y la habilidad para engañar al rival son a veces tan importantes como el cálculo de probabilidades. Por ello, y pese a tener una capacidad de análisis muy superior a la del ser humano, la máquina se ha ido estrellando una vez tras otra ante su rival.

El desafío por superar ese otro aspecto del juego viene ya desde hace casi diez años, cuando una de las grandes estrellas de este deporte mental como es Daniel “KidPoker” Negreanu demostraba en el programa de televisión Sports Science que podía engañar a un polígrafo utilizado por el FBI en sus interrogatorios.

Pero como ha venido ocurriendo en otros juegos, la supremacía del hombre sobre la IA tenía fecha de caducidad. Fue en 2017, con la llegada de Libratus, que se puso punto y final a un poderío que parecía que jamás tendría fin, y con una tecnología similar a la que hoy presenta Alpha Zero. Se trataba de un software basado principalmente en su capacidad de aprendizaje durante las partidas, que a medida que iba transcurriendo el juego se hacía más y más eficaz hasta completar 120.000 manos. Así logró derrotar a los cuatro grandes profesionales que se enfrentaron a él en la modalidad ‘Heads-Up’ de Texas Hold’em, es decir, mano a mano. Habría que ver cómo se comporta uno de estos programas en una mesa con varios rivales, aunque a día de hoy seguramente no tendría posibilidades.

En la actualidad los avances de la Inteligencia Artificial no sólo se dirigen a los deportes mentales en lo que al área deportiva se refiere, sino que se está buscando aplicar también esta tecnología a las acciones de juego en deportes de equipo como el baloncesto. Tras registrar cada acción que sucede en los encuentros mediante un conjunto de cámaras, pueden más adelante aplicar una serie de logaritmos de razonamiento para analizar de forma automática determinadas tácticas y jugadas desde una objetividad mayor que la de cualquier experto humano.

En definitiva, la Inteligencia Artificial cada vez tiene una mayor capacidad de entender al ser humano, por lo que todo apunta a que a la vuelta de unos años la IA marcará de alguna forma muchos de los derroteros que irá tomando nuestro mundo.


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