Cada cuatro años los Juegos Olímpicos nos regalan historias de sacrifico y superación personal de cada uno de los deportistas que dan su máximo esfuerzo día a día para poder llegar a competir y trascender en la justa más importante de sus vidas.
Una de estas es la historia de la atleta belga Marieke Vervoort de 37 años, quien fue diagnosticada con una enfermedad que terminaría postrándola en una silla de ruedas ha confesado abiertamente que pedirá la muerte asistido una vez finalice su participación en la justa de verano.
“Río es mi último deseo, espero acabar mi carrera con un podio. Comienzo a pensar en la eutanasia. Pero, a pesar de mi enfermedad, he vivido lo que otros solo pueden soñar”, ha señalado en una entrevista concedida a Le Parisien.
“Todo el mundo me ve reír con mi medalla de oro, pero nadie ve el lado oscuro”
“Cuando me siento en mi silla de carrera, todo desaparece. Expulso todos los pensamientos oscuros, el miedo, la tristeza, el sufrimiento, la frustración. Así es como he conseguido ganar lo que he ganado”.
La belga fue campeona en los juegos de Londres en 2012.
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BDR
