Cuando llega el Super Bowl hay que verlo donde sea. Si uno es afortunado en tener localidades es una experiencia religiosa, pero si no hay que buscar el lugar indicado con bebida, comida y alegría que deje en claro porque es el Super Domingo.
Si le va a Patriotas, de maravilla. Si le va a las Águilas que mejor que las emociones regresen al emparrillado después de tantos años de sequía. Y si el equipo favorito no está, pues ni modo a buscarle el gusto al gusto y aunque sea por una tarde ponerse el jersey de alguno de los dos.
Ahora hay que amenizar las más de tres horas con comidas y bebidas, aunque la dieta pierda y ganen los kilos. Tengo entendido que las alitas, el guacamole y los nachos son la pura sabrosura y lo que más se consume. Pero que tal para el medio tiempo unas hamburguesas y unos hot dogs.
Tengo entendido que más de 100 mil toneladas de aguacates se exportaron a Estados Unidos para ser consumidos durante el Super Bowl. Maravilla mexicana.
Y ni modo de dejar pasar el medio tiempo y a Justin Timberlake, pop star del momento e inolvidable por aquel incidente con Janet Jackson. Inolvidable ¿no?
Y ni modo de pasarse tanta comida a brincos, no pueden faltar las cervezas, los refresquitos y agüita pa los niños.
Y después de tantas emociones y tanto tragadero el lunes es el día de mayor ausentismo laboral en la unión americana. Y como no, esto solo se vive una vez al año y no hace daño.
