José Luis Ayala
Una vez que fueron anunciadas todas las sedes para albergar el Mundial FIFA 2026, llamó la atención que el moderno Allegiant Stadium no fuera incluido en la lista de los escenarios estadounidenses.
El nuevo estadio de los Raiders en Las Vegas no se encuentra dentro de los 16 inmuebles que tendrán juegos del campeonato Mundial en la Unión Americana, pero este año será la sede del evento deportivo más popular en Estados Unidos, el Super Bowl LVIII.
Y aunque para muchos aficionados la exclusión es inexplicable, para los dueños del escenario la respuesta es lógica y contundente.
“Inicialmente la idea de ser mundialista nos atrajo mucho, pero una vez que fuimos recibiendo información sobre los requisitos y tras haber realizado las investigaciones requeridas, comprendimos que los gastos no se ajustaban con las posibles ganancias. Así que no era viable ser sede mundialista”, señaló en entrevista con medios estadounidenses Steve Hill, director ejecutivo de la Autoridad de Visitantes y Convenciones de Las vegas.
Una razón más que llevó a los dueños del estadio a decirle no al Mundial, fue que la cancha del Allegiant Stadium, en la que ya se disputó una semifinal de Copa Oro y el final four de la Nations League de la Concacaf, no cumple con las medidas reglamentarias que exige la FIFA para juegos de un mundial de futbol.
Para cumplir con este segundo aspecto, el estadio tendría que entrar en una etapa de remodelación y ajuste que duraría entre ocho y 14 meses, la cual, además, tendría un costo altamente elevado, lo que provocaría más pérdidas que ganancias para el escenario. La NFL asume la labor de mantenimiento y costo de acondicionamiento del campo de juego antes del Super Bowl, mientras que, para el evento de la FIFA, los dueños del estadio tendrían que asumir todo el costo de ajuste al terreno de juego.
