Gerardo ‘Tata’ Martino fue presentado como entrenador de la Selección Mexicana de Futbol, no han pasado 24 horas, y el argentino ya tiene deudas de otros procesos.
Martino luchará contra el desconocimiento de un sector de la afición, para muchos no es más que el entrenador que hizo jugar mal a Messi, a pesar de que consiguió una Supercopa de España con el Barcelona. ‘Tata’, como le conocen, es un entrenador duro con alma de abuelo; preocupado por cuidar las relaciones, suele tratar a sus jugadores paternalmente.
Llega al Tricolor cuando buena parte de jugadores ya alcanzaron su techo, su principal tarea será identificar talentos y proyectarlos en el colectivo, sin embargo, no debemos perder de vista que este rubro pasa, y pasará siempre, por las entrañas del futbol mexicano, es decir, es un tema estructural del cual directivos, y 18 clubes, son responsables.
Futbolísticamente le gusta ir al frente y tener la pelota, un técnico que como jugador portó el ’10’ tiene como consecuencia una filosofía de ataque elegante. Al Tri le faltan jugadores de ese calibre.
Cargar con la obsesión por el quinto partido en el Mundial no será fácil. Como entidad futbolera, buena parte del gremio se ha convencido de que con la inversión de la Liga MX, el futbol mexicano debe estar dentro de las ocho mejores selecciones sin comprender que primero hay que trabajar en calidad. Ahí está la brecha, solo basta con mirar cuántos jugadores están en Europa y cuántos destacan, actualmente tres: Guillermo Ochoa, Hirving Lozano y Andrés Guardado. Los primeros dos no juegan en ligas Top de Europa, el segundo sí, pero por edad ya no puede ser considerado como apuesta.
No podemos cegarnos, en México falta nivel, la prueba más clara fue la final del Apertura 2018, Cruz Azul y América ofrecieron una serie deplorable, futbol cansino, medroso y mediocre, y ese es el tenor con los otros equipos de la liga. Por otra parte, México no está acostumbrado a los entrenadores estudiosos, a tipos entregados a la teoría, a la cultura, los técnicos exitosos en los últimos años son entrenadores que ‘gritan’, que su discurso pasa más por el carácter, y a la gente, en general, le gusta que entrenadores como Miguel Herrera destaquen porque los sienten como suyos. Martino deberá demostrar que cuanto más ejemplo brinde un entrenador, menos necesarias serán sus palabras, pues el ejemplo motiva, alecciona, inspira, compromete y seduce, algo que Osorio no logró transmitir.
